sábado, 9 de abril de 2011

Claudia, hito del PRI para la posteridad


Por: Profr. David Parra Medina
Después de año y medio de cierto grado de parálisis, el PRI que quedó del extinto PRI colorado de Eduardo Bours empieza a emprender acciones a manera de señales de vida en el plano estatal y municipal en la capital sonorense -y queriendo podemos incluir a Cajeme en ese costal, sin descuidar  que  en ese caso estamos hablando de intereses particulares muy por encima de lo partidista- encaminadas a reposicionar al partidazo en el ánimo de la población.

Cuestionado públicamente entre sus propios militantes por su actual composición estructural encabezada por familias de poder económico principalmente, las cuales a su decir tienen el control de las posiciones de primera línea, el PRI busca encabezar causas sociales, cuestiona programas gubernamentales, se opone a las iniciativas del ejecutivo que puede en el Congreso  y ahora hasta moviliza doñitas para manifestarse en la vía pública en contra de obras que convienen a los intereses del alcalde de Hermosillo –según señalan los organizadores de estas manifestaciones- por encima del interés público.

La actual dirigente estatal de ese partido, la guapa Claudia Pavlovich Arellano, hija de la primera alcaldesa en la historia de esta ciudad, se encontró con un partido dividido, confrontado por la nomenclatura que viniera a desplazar con la llegada de Eduardo Bours a la gubernatura a una estructura comandada por una especie de consejo de notables a los que el entonces  gobernador redujera a simples espectadores del espectáculo más caro del mundo, montado con la imagen de una ínsula nacional de ese partido llamado PRI Sonora, que como todo lo artificial, una vez corrido el maquillaje y relevado su promotor así como cerrada la llave que tanto dinero condujera hacia tal engendro, este se extinguió y entonces con la simpática güerita al frente del restaurado PRI en recesión, igual que el personaje central de la película “el bulto”, el partidazo empieza a hacer sus nuevo pininis hacia “una nueva forma de hacer política”.

Hasta ahora lo poco que hemos visto nos dice que a la par de la guapa magdalenense hay líneas de actuación emprendidas de manera paralela a la conducción estatal que ya traen su propia inercia y no necesariamente responden a una estrategia integral, como por ejemplo la encabezada por Bulmaro Pacheco desde el Congreso del estado, enfilada hacia sus querencias y pretensiones por allá por Huatabampo con el asunto jurídico de un affaire relacionado con algunos metros de franela playera. También por el Congreso Ulises Cristópulos ha abordado el asunto del agua jalando al pano salido desde su regiduría para tales efectos mientras el alcalde hermosillense mantiene la llave cerrada y los que saben lo acusan de hacerle al cochi con mal de ojo, por su cuenta también el flamante dirigente municipal del PRI, David Palafox con lo de las obras del bulevar Kino sale acusando a Don Severo de estar adornando su bulevar mientras las familias del norte de Hermosillo respiran polvo y smog. Por su parte el místico Ruibal con los camiones juega su juego más personal que político, como todo lo que toca.

¿Y dónde quedó la güerita? Claudia sabe hacer política, el asunto es que el engendro que le toca lidear no es cualquier tarea de kinder. El PRI se advierte disímbolo, dividido, confrontado, parcelado, acaparado, elitista, lejano a las causas sociales auténticas y orientado hacia una multifacética insurgencia de figuras que terminarán por profundizar los males relacionados para convertir a  este partido en algo muy partido, si es que no se logra la conciliación plena de los intereses, lo cual luce muy complicado.

Una vez alejado de la tradicional paternalidad del ejecutivo, el PRI tiene que aprender sobre fundamentos básicos que no ha practicado. Sin un gran elector, los métodos de elección de candidatos tendrán que responder a un modelo democrático desconocido, donde los que tengan más saliva van a tragar más pinole, frente a una dirigencia que seguramente para entonces no tendrá las condiciones para amarrar animalitos.

El gran riesgo para el PRI en Sonora es reeditar la debacle del PRD, vivir un proceso similar en el que poco a poco la falta de un eje concentrador suficientemente legitimado ante todo y ante todos, pueda resultar la fisura para la fuga del material radioactivo necesario para contaminarles el ambiente.
El gran reto estriba en la unidad, una unidad difícil de definir bajo las diversas premisas sueltas que se aprecian como tachuelas regadas en el camino de la dirigente partidista más guapa de la comarca.

Esperemos que Claudia realmente cuente entre sus filas con los elementos pertinentes para la tarea, y que su actuación vaya dando visos de un proyecto definido, viable y fuerte que mantenga en Sonora una alternativa política y un contrapeso que operen a favor del interés civil ,muy por encima del interés partidista.

Esperemos que la diatriba deje de ser la herramienta exclusiva de la actividad partidista, y que de una vez por todas se definan en el PRI los temas fundamentales en los que no haya mejor interés que darles el mejor tratamiento para que la actividad partidista no distorsione las premisas de la sociedad. Esa es una tarea que esperamos entienda Claudia y sepa transmitirla a sus huestes que pudiesen en este momento estar señalando la paja en el ojo ajeno sin aceptar que llevan una viga a cuestas.

Recordemos que el año electoral está encima, y que su transcurso nos depara su desagradable desfile de indispensables que suelen pasar dos años en la ausencia y el tercero vienen sensibles y conmovidos a ofrecernos la salvación de los del changarro de enfrente que siempre son muy malos y estos muy buenos.

En ese trance la güerita va a desear haberse quedado en casa porque se ven venir serios jaloneos por las candidaturas, trance donde suele verse cada cosa y del cual se importan y exportan candiles con todo y velitas hacia una cancha y otra, donde el hilo siempre se rompe por lo más delgado, con más razón ahora que el gran elector está en la cancha de enfrente.

Ya estaremos levantando entonces el recuento de los daños, o poniéndole las estrellitas a la primer mujer priísta que le toca el gran reto por primera vez en la historia del partidazo en Sonora de dirigir esta organización al margen del poder emanado del ejecutivo inmediatamente despues de que se perdiera el bastión unificador de una casta política que hasta ahora enfrenta el reto de constituir una fuerza en si misma. Se antoja complicado.

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